Un psicólogo y su pareja han emprendido un viaje vibrante, transformando su espacio vital en un santuario de colores audaces y brillantes. Tom Lalande y Julian-Pascal Saadi, inspirados en sus experiencias y herencia cultural, han impregnado su casa adosada en el este de Londres con calidez, energía y vida.
Julian-Pascal, psicólogo, reconoce la profunda conexión entre la arquitectura, el diseño de color y las emociones internas. Imaginó que cada habitación evocara emociones específicas, inspirándose en sus viajes y lugares como Le Jardin Majorelle en Marrakech. La experiencia de la pareja durante la pandemia, viviendo en un pequeño apartamento pintado con colores atrevidos, resaltó la importancia de inyectar vitalidad en su entorno.
Su viaje los llevó a una casa adosada de nueva construcción en Forest Gate, donde tuvieron la libertad de personalizar el espacio. Con la experiencia de Sabrina y Aude de PL Studio, convirtieron el lienzo en blanco en un reflejo de sus personalidades. A partir de elementos existentes como un arco rosa en el baño, crearon un espacio que les identificara.
En la sala de terapia de Julian, tonos suaves como Nancy’s Blushes y Setting Plaster de Farrow & Ball crean un ambiente tipo capullo, acentuado por arcos y techos pintados para parecer nubes. El dormitorio, adornado con verdes y mobiliario natural, simboliza armonía y enraizamiento.
Toques personales como obras de arte y máscaras de su herencia y viajes decoran la casa, añadiendo profundidad y significado a cada espacio. El comedor exhibe una variedad de colores, reflejando el amor de la pareja por hospedar reuniones y socializar. Tonos energizantes los reciben cada mañana, en un homenaje a la crianza brasileña de Julian y los edificios vibrantes de Brasil y Portugal.
A lo largo de la casa, las alfombras reconfortantes de varias procedencias añaden textura y calidez. Y al entrar o salir, las escaleras azul eléctrico, pintadas con Kimono de Graham & Brown, ofrecen un final refrescante y llamativo a este viaje colorido.
En esencia, Tom y Julian-Pascal no solo han decorado una casa; han creado un santuario que refleja sus personalidades, experiencias y aspiraciones. Cada habitación cuenta una historia, invitando a los visitantes a un mundo de calidez, energía y colores vibrantes.